Un magistrado destinado en un Juzgado de Menores de Barcelona ha sido sancionado con la multa más alta que permite la normativa disciplinaria de los jueces -6.000 euros- por adoptar un "prolongado y humillante trato vejatorio" hacia una tramitadora procesal después de que ésta rechazara su invitación para ir a comer o a tomar café.
El juez, de 68 años, "quería crear una complicidad entre los dos", denunció la funcionaria, que era la encargada de transcribir las sentencias. "Me decía que siempre me había tenido una consideración distinta", "que menos mal que no tenía que dictarle [las resoluciones] a nadie más".
Las cosas cambiaron a partir de un día que, estando a solas, el juez le preguntó si quería ir a comer con él. Ella contestó "no, gracias"